PLAZER EN LOS AMANTES
Verónica le rugía en la nuca. Envolviéndo con la cinta de sus piernas por la espalda, tirándole de los cabello con dsesperación, oponiendo su vientre al vientre de Demetrio, terminó por doblarse y luego cayó como se si la hibieran desarticulado. Poco después los dos rugían de nuevo, esta vez sin verse los rostros, ella hundiendo las manos y las rodillas em las sábanas, él asiéndole la cintura, llegando y yéndose. Hubo un momento de imprecisa ceguera, de desorientación em cada movimiento, y luego un súbito reposo de sudores mezclado. Verónica encendió un cigarrillo y se acostó cara al techo, mirando esse horizonte invisible que divisan los amantes satisfechos.
Neuman, Andrés - Bariloche. pg. 61
(Lucimar Simon)
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